Reconstruyendo nuestro pasado tratamos de trazar nuestra línea evolutiva recorriendo un camino hacia atrás y dejando de lado el camino hacia delante que debemos seguir recorriendo.
En un cuerpo que nunca se adaptó al medio ambiente, con un cerebro que se desarrolló adaptando el ambiente a el, hemos destruido la naturaleza y lo mas triste, nos hemos destruido a nosotros mismo apartándonos de la línea continua y segura que recorríamos hacia la evolución homínida.
La tecnología ha sustituido a las manos, los carros a los pies, el asfalto a la tierra, ya no sabemos caminar descalzos, ya no nos reconocemos si estamos desnudos, perdimos el sabor de la carne cruda, nuestros instintos están disfrazados, maquillados, vestidos y civilizadamente educados.
Nuestro pasado salvaje esta prohibido, no podemos gritar, ni rascarnos, ni andar desnudos y descalzos, ni comer con las manos, ni lanzar un aullido de amor. lo único que tenemos es ese salvaje en las entrañas, porque a pesar de los cubiertos, los zapatos y la ropa, ahora, igual que hace 16.000 años, comemos, caminamos y amamos.
El eslabón perdido no es un espécimen que los arqueólogos han encontrado y perdido cientos de veces, sino ese salvaje instintivo que hay en cada uno de nosotros al que esta cultura absurda no le permite salir
Porque es posible cambiar la forma pero no la esencia, y ya sea que seamos chinos árabes, musulmanes, judíos, cristianos, ingenieros o indígenas, todos somos Homo sapiens sapiens, y el eslabón perdido es ese animal al que no dejamos vivir en paz, es ese que se quedo represado lejos en el tiempo cuando apareció la cultura, el eslabón perdido sigue en nuestro inconsciente y provoca estragos cada vez que se asoma en nuestra cotidianidad.
Salgamos de las cuevas de concreto, latón y tela, permitámonos sentir, simplemente sentir, sin mirar, sin pensar, sin temer, escuchemos al salvaje que se libera cuando estamos absolutamente solos, sin tener nada que demostrar, sigamos el instinto de abrazar a un niño llorando, o de gritar ante una alegría, de quitarnos los zapatos de vez en cuanto, de respetar las flores, y de ser ridículos para llorar con los detalles.
El encuentro del eslabón perdido es el rescate de los sentimientos que nos hicieron sobrevivir a glaciaciones, desertizaciones, depredadores y diluvios, es ese mismo sentimiento que está en los instintos el que nos permitirá disculparnos ante la naturaleza por el error que hemos cometido. Dejemos hablar al salvaje para que paren las guerras, el hambre y la desigualdad, él sabe el camino y está en cada uno de nosotros, lloremos mas, riamos mas y sobretodo dediquemos a vivir, en vez de seguir sobreviviendo.